De aquellos barros estos lodos. Manido, pero cierto.
Zapatero, ZP para los amigos, se empeñó en aniquilar la Transición y desde el primer día de su mandato hasta el último segundo de su estancia en la Moncloa se dedicó a generar el enfrentamiento ciudadano, al tiempo que ha dejado a nuestra nación en la peor situación económica de los últimos cincuenta años. Medio siglo a sus espaldas. Si su único avance en lo social ha sido el de lograr que la pareja homosexual, que debe tener todos los derechos, faltaría más, pueda convertirse en matrimonio cuando lo que debe ser es una pareja de hecho, “apaga y vámonos”.
De su ineptitud demostrada surgieron los ministros de menor talla que jamás llevaran cartera: desde un Robespierre expeditivo al gañan más desacreditado.
La corrupción en lo judicial que urdió Rubalcaba se puso a la misma altura que en la pública, con las escandalosas actuaciones en la Junta de Andalucía cuyo expolio económico viene de lejos: cuando la familia Guerra dominaba sus despachos.
Su mayor dedicación ha sido la de tensionar a la ciudadanía, merced a un talante que un micrófono abierto le desenmascaró un día para cuyo fin creó los medios afines desacreditando a la oposición. Sin embargo, algo le salió mal, pues al crear la TDT no tuvo en cuenta que abría las puertas a otras voces que denunciaran sus mentiras. Medios, que si no censurados, se empeñó en defenestrar.
Un sindicalismo adocenado recibió las más elevadas subvenciones por lo que su mutismo lo tenía asegurado: cuanto más subía el número de parados, mayor era su silencio.
Roció de gasolina la vida española con el único fin de aromatizarla y a la espera de que llegara el momento que algún chisquero hiciera acto de presencia
Por sus diarias mentiras el pueblo le dio la espalda. Su resultado supuso la mayor derrota electoral del socialismo español, cuyo testigo ha pasado a manos del autor intelectual de toda su “proeza” y a quien se le ha unido el colmillo femenino más retorcido que se anida en Ferraz. Y de esta guisa, a ZP le ha quedado una pensión vitalicia de 150.000€ más otras prebendas que no desdeñará.
Llevó al partido a sus horas más bajas y para ocupar su espacio perdido han surgido unos partidos minoritarios decididos a apropiarse de la calle desde el primer día que llegó al gobierno el Partido Popular. Por supuesto bajo la tutela de un sindicalismo cuyas subvenciones se han visto mermadas utilizando a una masa estudiantil, la del suspenso continuado y a cuya vera marca el ritmo la comparsa perroflauta.
Un totum revolutum alentado por el socialismo robesperriano y a la sazón por un radicalismo parlamentario con escaso número de escaños pero rico en bufonadas y animoso al mismo tiempo de que la chispa deflagre.
Mientras que en Barcelona son “violentos profesionales” en el “cap i casal” es la “primavera valenciana” alentada y abanderada por los Jorge Alarte, Enrique Morera, Mónica Oltra y Marga Sanz a la cabeza de unas manifestaciones ilegales en las que se provoca a las Fuerzas de Seguridad del Estado, a cuyos integrantes y sólo por decencia política debieran defender. Los lodos.
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