ENTIDADES CONVOCANTES
Colegio de Abogados
Colegio de Arquitectos
Colegio de Médicos
Avacu. Asociación Valenciana de Consumidores y Usuarios
Cecoval. Confederación de Empresarios del Comercio Valenciano
AVA. Asociación Valenciana de Agricultores
Círculo de Bellas Artes
Consejo de Enfermería de la Comunitat Valenciana
CSI-F. Central Sindical Independiente y de Funcionarios
Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia
Federación Valenciana de Hostelería
Fundación Asindown
Fundación Valencia CF
Valencia CF
LAS PROVINCIAS
Casa Caridad
Cocemfe. Confederación de Personas con Discapacidad Física y Orgánica
Escuelas Católicas de la CV
Lo Rat Penat
RACV. Real Acadèmia de Cultura Valenciana
Sociedad Deportiva Correcaminos
Tyrius
Asociación de Mujeres Periodistas del Mediterráneo
Asociación Profesional de Periodistas Valencianos
Club Atletismo Valencia Terra i Mar
Federación de Fútbol de la Comunidad Valenciana
Foro de Opinión de Valencia
Rotary Club Valencia Centro
Recuerdo en mi bachillerato -aún no se había inventado aquello de las matemáticas de conjuntos que dejaba fuera de juego a los números- navegando por terrenos algebraicos y cuando una vez superados los monomios y polinomios llegábamos al puerto de las ecuaciones de primero y segundo grados.
Era entonces cuando la pizarra se llenaba de signos extraños, con numeritos a caballo y algún que otro de raíz cuadrada que complicaba más la resolución.
-Lo primero es eliminar aquellos signos que al ser iguales y por opuestos, se pueden tachar de la ecuación. Hecho esto, la solución os resultará más fácil- Nos decía el profesor con el fin de que viéramos el horizonte más claro y con ello la solución a la ecuación en la pizarra y sobre la tarima.
Como suele decirse en los últimos tiempos: en definitiva, hecho el espulgo, la solución estaba a la vista y todo se reducía a una simple operación mucho más sencilla que nos daba el resultado que encajaba a la perfección.
Imaginemos una larga ecuación en la que diecisiete términos son semejantes y que se pueden eliminar. Hecho esto, el camino es más sencillo y el bosque se despeja.
Las diecisiete equis al cuadrado, comunes todas ellas porque el grado de corrupción no tiene distingos en ninguna de las autonomías de España, por desgracia, es semejante y cuanto mayor es su territorio igualmente su número. Pero su proporcionalidad se mantiene.
Despejada la corrupción de la vida española, ¿Por qué ese ataque a la Comunidad Valenciana en la que para mayor desgracia la mecha que prende el fuego está dentro de nuestra Comunidad?
Ese porqué lo sabemos muy bien los valencianos manifestado en las urnas una elección tras otra, sea a nivel municipal, sea autonómico o lo sea estatal, en el que el pueblo valenciano se ha expresado con rotunda claridad.
Una izquierda desvergonzada cuyo único recurso ha sido el del ejercicio de la mentira, decidida al mismo tiempo al desprestigio de la Comunidad Valenciana tanto a nivel nacional y como lo que es peor, en lo internacional y en varios intentos, han sido los motivos por los que la mayoría de sus ciudadanos le hayan dado la espalda. Quienes por otra parte no olvidan que en sus años de gobierno lo que hicieron por nuestra región se puede contar en cuentagotas, sin entrar en otros detalles culturales, que debiera.
Durante las dos legislaturas de Zapatero -quien desde el primer instante puso freno a todo lo que significara una mejora para nuestra Comunidad- la Comunidad Valenciana quedó marginada en su agenda particular y su único ejercicio fue el de poner tierra a las ruedas de nuestro avance, al tiempo que utilizaba el poder judicial y sus medios de comunicación afines para inventar toda clase de insidias contra el gobierno valenciano.
El Bloc de Jota Cob se suma a esa parte muy importante de la sociedad valenciana que manifiesta que Valencia es mucho más y que su decoro y decencia supera con creces al de unos partidos minoritarios abanderados de la calumnia, al igual que lo ha hecho el PSPV que a caballo de la insidia y de sus esperpénticas tramoyas, elección tras elección, ha ido perdiendo un gran caudal de votos navegando hacia su propia deriva. Y por supuesto, llamado en muy poco tiempo a convertirse en un partido minoritario de charanga y pandereta.
Valencia es mucho más, y nada tiene que ver con la actual minoría claramente manipulada por unos partidos también minoritarios que buscan un mayor espacio político, pero que sólo encontrarán lo que se merecen: el abandono de la gran mayoría de pueblo valenciano que, por supuesto, es mucho más.